La Indigente
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-"Espera... Aquí tengo otra cosa para que puedas comer".
Cuando la mujer se fue, pregunté la razón por la que había rechazado las galletitas. Y mi compañera me contestó:
-"Creemos que no sabe leer, pero sin embargo, puede distinguir perfectamente cuando algún alimento contiene algo, aunque sea mínimo, que provenga de un animal; y cuando es así, directamente lo rechaza".
Cuando la mujer se fue, pregunté la razón por la que había rechazado las galletitas. Y mi compañera me contestó:
-"Creemos que no sabe leer, pero sin embargo, puede distinguir perfectamente cuando algún alimento contiene algo, aunque sea mínimo, que provenga de un animal; y cuando es así, directamente lo rechaza".
En aquel entonces yo no comía carne, aunque sí sus derivados. Y me quedé pensando cómo una mujer inculta, a lo mejor analfabeta, podía tener esa actitud! ...Y sentí admiración!... tanta admiración, que las pocas veces que la vi desde entonces, intentaba acercarme a ella para preguntarle cosas, todas esas cosas que a lo mejor ella podría mostrarme.
Desde aquella vez empecé a investigar todo sobre la explotación de los animales por parte de la industria, y aprendí cosas que no sabía... Descubrí cosas que me hicieron sentir vergüenza de pertenecer a la raza humana, pero por sobre todo, aprendí a vivir sin que nadie tenga que sufrir por mi estilo de vida. Esta mujer lleva su vida de manera limpia, aunque sus ropas digan lo contrario; lleva en sus pasos la grandeza y la pureza, porque en su vida, en su modo de vida, no ofende, no lastima y no contribuye a que otros lastimen, abusen, exploten, violen y asesinen a ningún animal sobre la tierra. Esta mujer es para mí grande, muy grande! No la he vuelto a ver, pero hoy, mirando esta imagen, la recordé. Ella fue mi mentora, aunque nunca lo supo...!
Valeria Elder